Nació en Buenos Aires, Cabrera 2937 entre Anchorena y Laprida – pleno barrio del Abasto- el 11 de julio de 1914. Fue el menor de los hijos de Aníbal Carmelo Troilo y Felisa Bagnolo. Nos dejó el 19 de mayo de 1975.
En estilo diferente pero en proyección semejante a la de Carlos Gardel, ha sido la figura más representativa del tango en la integral estimación de sus valores artísticos y humanos. Hermana del aguafuerte de Arlt, de la «cámara canyengue» de romero, de los versos de «El Malevo» Muñoz y de Julián Centeya, de las prosas porteñas de Olivari y de Mondiola, su obra involucró a la vez una latitud enteramente original de arte cuyas distintas dimensiones le han distinguido en conjunto, entre los mayores talentos musicales surgidos en el río de la Plata.
Fue el creador del estilo bandoneonístico más completo, más perfecto, más «duende» sin distinción de sensibilidades o de épocas. La asimilación transfiguradora de ciertos elementos de tres bandoneones precursores-las calidades de sonido de Pedro Mafia, la fuerza conductora de Pedro Laurenz, el fraseo de Ciriaco Ortiz- contribuyó en primera instancia a la génesis y al afianzamiento de su modalidad, realizada ésta luego con entera independencia de temperamento y de forma. Su tarea de conducción, sus solos fraseados de La Maleva, Tabernero, Malena, Inspiración, El Marne, La Cumparsita, Responso y sus variaciones corridas o fraseadas en La revancha, Romance de barrio, Selección de tangos de Julio De Caro (todas con su orquesta) o la integral exposición de estilo que suponen Ivette, El abrojito, Pa´que bailen los muchachos , Maipo, a Pedro Mafia, La cachila, Del barrio de las latas (con su cuarteto), son en alto grado representativas de su personalidad cuyo influjo alcanzó con fuerza de maestría a la formación en principio, de ejecutantes tan destacados como Astor Piazzolla y Leopoldo Federico y a otros muchos que heredaron hasta su actitud física con el instrumento. El señorío espiritual, la riqueza de una gama emocional que vibra con idéntica intensidad en lo romántico y en lo compadre, el instinto del ritmo, el buen gusto de las ideas, la sencillez de la armonización-en tercias o en quintas, con reminiscencias de tango de la antigua frontera urbana-, la brillantez de un sonido inconfundible, parejo y total en cada nota-pianísima y fortísima- y la siempre inesperado.
Su modo de componer cantando, evidenció desde las primeras obras una marcada preferencia por ciertas formas de tango de contenido melódico. Enraizado al temperamento musical que Enrique Delfino y Juan Carlos Cobián crearon en el tango canción, compartió esa sensibilidad con Joaquín Mora, Lucio Demare, Sebastián Piana, Antonio Rodio, Charlo, el mismo Gardel, el Osvaldo Pugliese de El encopao y de Igual que una sombra; con toda una nutrida pléyade de hombres de la promoción de 1940 – Pontier, Mores, Suárez Villanueva, Dames, Stamponi -y con letristas como Enrique Cadícamo, José María Contursi y Homero Expósito que la interpretaron con perfecta identificación literaria. Y no puede ser, Toda mi vida, Garúa, Pa´que bailen los muchachos, Naipe, María, Total pa´que sirvo, Patio mío, Te llaman malevo, son tangos todos que reflejan su inventiva, la calidad y la definida particularidad de su frases en las cuales a la originalidad de los motivos se añade la frescura del desarrollo y la sólida armonía interior propias, únicamente del compositor innato., Vals del Carnaval, Vuelve la serenata, Romance de barrio. Fue delicado poeta con Nocturno a mi barrio y Caliente.
El único album de Anibal Troilo dentro del Catálogo Melopea, es posible gracias al inolvidable amigo Julio Alvarez Vieyra.
Amigo de Troilo y gran Coleccionador de buena música, supo conservar una serie de Grabaciones Inéditas de extraordinarios artistas. Un día decidió que Melopea era el sitio justo para hacerlas conocer al gran público.
Nebbia y Mario Sobrino compaginaron el ensayo final que aparece en el disco. Uno de los secretos mejor guardados.
La verdadera cocina de uno de los grandes creadores del Tango.