Tito Reyes nació el 28 de febrero de 1928. Actuó con la orquesta de Aníbal Troilo durante 11 años. Período 1963-75. Fue el último cantante de las grabaciones de «Pichuco», registrando 23 títulos.
La última grabación fue «El último farol» de Troilo y Cátulo Castillo.
De origen italiano, Tito Reyes nació en una antigua casona donde sonaban «canzonettas grises de ausencia», Interpretadas por el pequeño Tito, ahí y en el café La Colmena, próximo al hogar. El criollismo sumado a la inmigración modeló su índole y recaló en el 2 por 4 fiel a su ancestro, por que «los tanos saben lagrimear».
Una noche en el varieté de San Juan y Boedo llegó su debut junto a otros primerizos. Su periplo por las cantinas culminó cuando lo oyó Roberto Caló, quien en el año 50´ conducía una (2) popular y bailarina agrupación, y se sintió atraído por el «rioba» y arrabal de Tito. En 1960 actuó con el bandoneonísta Joaquín de Reyes y grabó «Cuatro pasos en las nubes», hasta que, en 1963, Aníbal Troilo lo convocó para cubrir la plaza del Polaco Goyeneche junto a Roberto Rufino.
Pichuco, que era un águila para elegir cantores, pensó en él una velada de bailables, ante la incredulidad de muchos, que no atinaban a entender cómo Tito se atrevía a ocupar la plaza de Fiore, Rivero, Marino o Floreal. Pero no se asustó con los duendes, identificándose con el maestro en sus matices, silencios y ternura.
Once años con Troilo logrando sexitos notables -«Yo soy del 30´», «El conventillo», «Che bandoneón»-, radio, TV, teatros y largas madrugadas de copas y amigos junto a Pichuco y sus malas telúricas.
Un día de 1975 «el gordo» se piantó a frecuentar querubes y Tito quedó solo. Vino la «malaria» en serio y tuvo que vender relojes para subsistir. Casi veinte años pasó guardado, como un buen vino, en cavas oscuras y templadas.
Litto Nebbia lo impulsó a grabar en Melopea, y obtuvo el premio ACE.
Salvo sus éxitos pocas cosas cambiaron para él. Continúa bandoneando tangos igual que en su «cuna maleva», para solaz de quienes lo admiran.
…..querido Tito….igual que el Polaco…Virgilio…Cadícamo…Agri…. Chupita Stamponi….el maestro Garcia… Julito Alvarez Vieyra y tantos otros amigos y talentos irremplazables… Siempre estás con nosotros.
Desde nuestro corazón
Nebbia & la Barra de Melopea Mayo 10 – 2007
(3) Extracto de nota de Felipe Yofre aparecida en el diario La Nación.
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Jueves 10 de mayo de 2007
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Falleció Tito Reyes
Adiós al cantor de las esquinas
Fue el último cantante de Aníbal Troilo; en los años noventa grabó como solista
«¡Qué torcán!» Esa era la definición de Tito Reyes que salía de una charla, hace unos 20 años, entre Roberto Goyeneche y Antonio Carrizo. De esa manera concreta y simple definían el Polaco y el conductor -durante un diálogo en el programa La vida y el canto , de Radio de Rivadavia- a este intérprete que falleció ayer, debido al agravamiento de problemas pulmonares que venía sufriendo. Tito Reyes tenía 79 años.
Nacido el 28 de febrero de 1928 como Tito Cosme Sconza, el menor de siete hermanos, fue conocido por muchos como el último cantor de Aníbal Troilo. Trabajó por más de una década con el célebre bandoneonista. Fue el último cantor y el que le cantó al «Ultimo farol», porque se dice que ese fue el último de los 23 títulos que registró con el fuelle mayor de Buenos Aires.
Claro que su vida artística no comenzó ni terminó allí. Vecino de la localidad de Valentín Alsina y gardeliano de alma, la afición por el canto comenzó en los cafés, mientras probaba distintos oficios (ayudante de zapatero, empleado de corralón de materiales, soldador). Hasta que se tomó la cosa más en serio: «Hice una gira por el interior tirando la manga, acompañado por un buen guitarrista, Héctor Arbelo. Y un 6 de enero, a principios de los años cincuenta, dejé de lado el apellido familiar y adopté mi nombre artístico».
(4) Según recuerda Horacio Ferrer en su enciclopedia tanguera, los comienzos profesionales de Reyes hay que fecharlos en 1948 con un comienzo solista, en compañía de guitarras, antes de ingresar en la orquesta de Roberto Caló. Una década después formó parte de la embajada tanguera conformada por Miguel Caló para visitar ciudades de Brasil. Luego fue convocado por Joaquín Do Reyes y hacia mediados de la década del sesenta arribó a la agrupación de Aníbal Troilo, donde se hizo más conocido.
Mucho tiempo después, cuando Pichuco ya no estaba, Reyes se largó a la composición y hasta le dedicó un tema. «Pichuco decía que yo tenía que haber nacido 20 años antes», aseguraba Reyes en una entrevista. «Para mí las letras nos enseñan la historia. ¿Las actuales? Hay que esperar 20 años para saber qué pasa», decía ocho años atrás, en el borde del nuevo milenio.
«Soy de un momento en el que el tango ya era pasado. Mis seis hermanos eran el pasado, porque eran mayores que yo, me llevaban como diez años y me transmitían el aire de esos viejos tangos. Creo que todo ese clima se incorporó a mí, en mi subconsciente y está en mi personalidad a la hora de cantar», contaba a LA NACION, poco después.
A mediados de la década del 90 comenzó a grabar para el sello Melopea, que dirige Litto Nebbia. Para esta casa disquera registró tres placas y participó en otros proyectos. El primer álbum fue un tributo a Gardel editado en 1995, el segundo fue Vuelve el tango , de 1997, y el tercero Dice y canta el lunfardo porteño , editado en 2000. Además, en España se publicó en 2005 un compilado de estos materiales con el nombre El último zorzal (como muchos lo llamaban). Entre algunas de sus participaciones en registros de otros músicos se puede recordar su recitado en el final del disco de Nebbia El hombre que amaba a todas las mujeres .
El último año Tito Reyes hizo ciclos de actuaciones en el local Pigmalión y también se presentó dentro del programa de bares notables, organizado por el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires. Pero la salud de este cantante había empeorado en el último tiempo. El agravamiento de sus problemas respiratorios lo habían obligado a una internación en el Hospital Piñero, el último fin de semana.